domingo, 9 de diciembre de 2018

LAS MALAS POLÍTICAS, A VECES, GENERAN ABERRACIONES

    En las elecciones andaluzas se han producido tres resultados singulares: la abstención, la más alta desde 1990, con un 41,3% en Sevilla, la capital regional, que registró la mayor abstención; VOX ha conseguido 12 diputados, lo que ha hecho sonar todas las alarmas y PSOE y "PP" han bajado de manera importante. Tres hechos políticos generados por situaciones de inmovilismo político y políticas erráticas. Un resultado demasiado abierto y de difícil salida, hasta el momento en que esto se escribe.  
    El "PP" llegó a decir: "en lo fundamental estamos de acuerdo con VOX". Ha sido el partido que más ha bajado porcentualmente en votos, sin embargo se considera ganador y con derecho a gobernar, aunque sea con el apoyo de un partido alejado de la Constitución. Casado pensaba, hace unos días, que el partido que ganaba las elecciones era el que debería gobernar, ahora esa razón ya no interesa. Tampoco les importa si suben con el apoyo de un partido que mira más al pasado que al futuro, que niega las autonomías y habla de reconquista. Todo este repentino cambio de actitudes políticas, sobre las que habían montado su imagen durante años, se vienen abajo ante la posibilidad de coger el poder en Andalucía. Políticas erráticas sin ideología.
    Ciudadanos, que no quiso presentar su candidatura en Cataluña pese a ser el partido más votado, ahora que han quedado terceros, alegan que lo importante es su ascenso, no el lugar que se ocupa. Un razonamiento único en la política nacional e internacional. En Cataluña contar con el apoyo de extremistas era un crimen de Estado. Ahora, pactan con los independentistas el control de TV3 y la radio catalana. Es decir, como los anteriores, carecen de principios estables que les puedan dar credibilidad en el futuro. Sus socios para la alcaldía de Barcelona pudieran no considerar admisible sus posicionamientos. España tiene dos derechas que han destrozado el centro. 
    El PSOE ha sido el partido más votado, sin embargo, parece que la abstención se ha producido, en buena parte, por votantes de izquierdas, especialmente socialistas, que no se han sentido motivados por el apoyo a la derecha del pasado y una gestión poco brillante en el presente. Lo que ha producido, sin pretenderlo, una situación perversa. Ahora se necesita una importante autocrítica que evite la extensión de lo ocurrido a las municipales y otras autonómicas. La elección de candidatos debe hacerse a través de primarias abiertas y limpias, teniendo en cuenta que algunos de los mejores ocupan ahora cargos nacionales y muchas agrupaciones se han quedado sin alternativas, avocadas a pactos para candidatos únicos. Hay que dedicar más tiempo al partido. Pedro Sánchez ha decidido presentar los presupuestos para definir después el futuro electoral, puede ser una buena solución. Los presupuestos pueden ser la base del discurso electoral. 
    Por su parte la candidata de Adelante Andalucía ha dado la impresión de que sólo le importaba trasmitir que nunca pactaría con Susana Díaz, pese a que lo más deseable, ahora lo sabemos, era un pacto con el PSOE que hiciera posible un gobierno de izquierdas. Ahora han bajado, y llevado a la abstención a algunos de sus votantes, quedándose fuera, de momento, de cualquier tipo de pacto. La dispersión no ayuda.
    La experiencia andaluza es tan importante como para tenerla en cuenta y evitar repetirla. VOX ha fragmentado la realidad, fomentando sentimientos nacionalistas ante el peligro de la unidad de España y el miedo a la entrada de migrantes, ocultando lo fundamental de su programa, como la vuelta al autoritarismo del pasado, la defensa del machismo, la ausencia de soluciones sociales creíbles... El Gobierno de España necesita un discurso valiente que genere ilusión de futuro a los españoles y sea capaz de unir y movilizar a la militancia socialista. España necesita, en este momento, un PSOE unido.

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