El arquetipo del personaje o grupo atrincherado se utiliza aquí como un instrumento para el análisis de un fenómeno social anacrónico en nuestra sociedad que entiende que el fin justifica los medios. A la vez que se blindan y refugian en la trincheras de la moderna comunicación para atacar, sin fundamento, al rival político, hoy el enemigo a batir. Un signo de este tiempo consistente en que cuando no encuentran soluciones viables a los problemas de España, buscan refugio en la falsa seguridad de la trinchera, sin entender que hay que salir del agujero para ver la luz.
En estas últimas semanas el tripartito, con importante iniciativa del "PP", ha afirmado de manera rotunda las muchas ventajas y concesiones que el Presidente Sánchez ha concedido a los independentistas, incluso han dado por supuesto que tenía pactada una amnistía en caso de que los juzgados del "procés" fueran condenados. Inventaron una serie de concesiones que incluso se permitió concluir que Sánchez era un "traidor a la patria". Las mentiras se han ido demostrando, con aspectos tan notorios como que había recibido al presidente de la Generalitat con lazo amarillo en la solapa, lazos inexistentes en las fotos de la recepción o cuando afirmaba que le concedió los 21 puntos que propuso Torra, cuando no llegaron ni a tratarse. Pese a todo nunca pidió perdón ni propuso un serio debate sobre el asunto. Afortunadamente, Josep Ramón Bosch, presidente de Societat Civil Catalana, la principal entidad constitucionalista de Catalunya, al principio de esta semana afirmaba: "Pedro Sánchez no ha cedido en nada ante los independentistas". Por otro lado, la solución única que propone el tripartito de aplicar el 155 de manera indefinida parece no viable, pues la mayoría de juristas reconocen con Boch que no existe ahora una violación del orden constitucional que justifique una nueva aplicación del 155, a la vez que consideran ilegal que esta aplicación pueda hacerse de manera indefinida. Sería interesante conocer las razones del viaje de Inés Arrimadas y otros a Waterloo; la eliminación por la fuerza de los lazos amarillos o el intento de pegar a trabajadores de TV por creer que pertenecían a la televisión catalana. El tripartito, y muy especialmente Pablo Casado, que se consideran patriotas, han hecho de Cataluña su juguete electoral. Carecen de Sentido de Estado y no actúan como lo hizo Sánchez con Rajoy, facilitando y ayudando en sus decisiones, pese a considerar que ese no era el mejor camino.
En este último tiempo, sin recordar el pasado, dicen: "Pedro Sánchez está desprestigiando, por primera vez, las instituciones por prometer medidas que no va a poder sacar adelante, no va a poder poner en práctica y que no va a poder pagar. Es decir, pedir la ronda para que lo pague quien venga" y se compromete a sacar una ley que limite los reales decretos. Olvidan que "PP" y Cs respaldaron más de la mitad de los 32 decretos leyes a los que hace alusión. También olvidan que el Ejecutivo popular de 2011 a 2015 impulsó 418 medidas en los últimos cinco consejos de ministros antes de la campaña electoral, pese a tener mayoría absoluta en el Parlamento, de las que 121 fueron decretos, y que supusieron 3.400 millones de euros e hicieron su rueda de prensa. Tampoco recuerdan que el desprestigio de las instituciones se produjo con la corrupción del "PP" que financiaba las elecciones de manera ilegal. Recordar a Casado, el jurista, que ni el Tribunal de Cuentas ni la Mesa del Congreso tienen nada que decir en la "convalidación" del Decreto-ley.
La huelga y las manifestaciones feministas del 8M, han sacado derivaciones que indican que el tripartito, nuevamente, no ha entendido nada: Cs ha tenido la ocurrencia de un nuevo apellido: "feminismo liberal", para pescar en rio revuelto. Por su parte el "PP" de Casado y Vox están en contra, porque el manifiesto es rojo y enfrenta los sexos...
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