domingo, 3 de mayo de 2020

UNA ESTRATEGIA POLÍTICA MARCADA POR EL ODIO

     Sócrates afirmaba: "De los deseos más profundos, a menudo surgen los odios más mortíferos". Quizás sea evidente que del insaciable deseo de ocupar el poder, haya surgido ese deplorable sentimiento que neutraliza la capacidad de raciocinio, atrapando a la persona en un resentimiento permanente que le impide superar sus fobias. Tengo la impresión de que Casado, tanto por sus gestos como por sus palabras y sus actos, está siendo impregnado por ese sentimiento, impidiéndole tener la claridad necesaria para afrontar un tiempo tan complejo y difícil como el que está viviendo el mundo en general y España en particular. En su estrategia de oposición, Casado parece pensar que la pandemia es un proyecto del socialcomunismo para mantenerse en el poder, si no resultaría inexplicable su utilización de los muertos.
     Recordemos de nuevo que Casado preside un partido que gobierna en cinco autonomías, con una población, según el censo de 2019, de 21.726.215 habitantes. Las autonomías tienen las competencias en sanidad, manteniendo un gran sentido de la competitividad, incluso en fiscalidad; ausencia de la lealtad para su colaboración con el Gobierno Central que sí se exige en un Estado Federal; brotes independentistas, basados en una enorme riqueza idiomática. En un sistema sin políticas solidarias que eliminen la creciente brecha social, por lo que se necesitan de pactos y diálogos constantes. La situación, con matices, se da en Europa, aunque no, una oposición tan destructiva.
     Resulta curioso que Casado, que presume de constitucionalista y patriota, no valore que tenemos una Constitución enormemente tolerante. Así, cuando Pablo Iglesias citó el texto del artículo 128 de la Constitución, le llamó comunista. A su vez exige la aplicación del art. 155 de manera continuada que no lo permite la Constitución. Por otro lado, el buen patriota no desprecia ni odia a sus compatriotas, pues sería un contrasentido. También practica la demagogia, cuando exige al Gobierno el apoyo a las empresas, pymes,  autónomos y trabajadores, a la vez que practica la bajada de los impuestos donde gobierna. La autonomía madrileña, del PP, ha bajado los impuestos, especialmente el de sucesiones, pero no sabemos que hayan ayudado a pymes, autónomos, trabajadores o necesitados. En estos momentos tan delicados, Casado no es consciente ni usa adecuadamente su poder institucional.
     Ha perdido, una tras otra, las elecciones generales, pero lo más notable, es que no se considera responsable de nada y es capaz de decir barbaridades, como acusar a Sánchez de los muertos de la epidemia, desconociendo que en las residencias público-privadas de Madrid han muerto 5.811 ancianos en 50 días, ni que la responsabilidad de los muertos es del coronavirus. Decirlo, sin más, es una canallada. 
     Destacar la importancia de la UE en la crisis, pero Casado sólo se preocupó de la UE, hace un año, votando a favor de Hungría y su política populista. Ahora no pregunta sobre las gestiones del Gobierno en su última reunión en la UE, por si le favorecía. Quizás su estrategia sea provocar elecciones anticipadas en lo peor de la crisis. 
     El pasado 28A, el Gobierno aprobó un R.D. de medidas urgentes para evitar el colapso de la justicia, interviniendo en su redacción Enrique López,  secretario de justicia del "PP" y Consejero de Justicia de la Comunidad de Madrid. Casado manifestó que se opondría a su aprobación, dejando colgados a los suyos. Alegó que la justicia debía ser independiente. Olvidó sus llamadas al CGPJ, para influir en su posición y evitar así el nombramiento de la FGE. Es necesario eliminar el virus y el odio para dar paso a un nuevo Estado de Bienestar.

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