domingo, 8 de noviembre de 2020

REFLEXIONES A PROPÓSITO DE LA NUEVA LEY DE LA MEMORIA DEMOCRÁTICA

(dedicado a D. Manuel Azaña, en el 80 aniversario de su muerte y a la nación mexicana)

Quiero comenzar citando una frase pronunciada en una entrevista por el filósofo español Reyes Mate: "Soy partidario de seguir profundizando en el reconocimiento y la dignificación de la memoria de los vencidos en la Guerra Civil española, al tiempo que considero necesario realizar un juicio político al franquismo."

La salida de los restos de Franco de la Basílica de Cuelgamuros sirvió para que conociéramos todos la diferencia de tratamiento de los cadáveres y la crueldad permanente que ello representó para las familias perdedoras. La forma en que fue construido y la especial reverencia de los que la visitaban, que ahora han dejado de hacerlo. También produjo estupor el fallo jurídico sobre la propiedad del Pazo de Meirás, que nos sirvió para conocer la inmensa fortuna de los Franco, visto por muchos como natural y sin querer entrar en detalles.  Hasta ahora, muchos españoles han soportado las trabas con las que tropezaban las familias que buscaban sus muertos, algunas de cuyas historias hemos ido conociendo. Pero lo más importante es que ese tiempo sigue influyendo en nuestras vidas y muy especialmente en la política. Resulta especial la fiel custodia por religiosos benedictina. Destacar que, en el subconsciente de la derecha, permanece la idea de que el Gobierno les pertenece, sino es así, es ilegítimo.

En España, a casi un siglo de la sublevación, aun no existen partidos políticos como se entienden en las democracias europeas. Existen únicamente dos inamovibles bandos. Como prueba la aparición de nuevos partidos, que rápidamente se alinearon cada uno en su bando, por ello es tan difícil el diálogo. La oposición no da soluciones, busca únicamente el desprestigio del gobierno para conseguir el poder. Apoyar al bando contrario al que se pertenece es una traición y no lo es apoyar a los contrarios internacionales contra los intereses de España. Por otro lado, el bando de la derecha se ha apropiado de los símbolos que son de todos, algo que debiera prohibirse. Quizás convenga recordar ahora el comentario del máximo dirigente de Vox, cuando conoció la aparición de esta Ley: "no pueden quitarnos con una simple ley, lo que ganamos  en el campo de batalla". Su triunfo es aun más importante que la democracia que conseguimos pactando una tolerante Constitución, que la han hecho suya e irreformable.

En la actualidad, aun se insulta con el viejo lenguaje. Para denigrar al actual gobierno de coalición, la derecha habla de "Frente Popular" y la izquierda, para lo mismo, llama a las derechas "fascistas"  e incluso los investigadores de nuestra historia no pueden acceder a muchos documentos oficiales, gracias a la vigente Ley de Secretos Oficiales y mucho menos a los que posee la Fundación Francisco Franco, financiada en buena parte por el Estado. Por ello tampoco disponemos de una historia de ese tiempo (1936-1975) que nos diga la verdad de lo ocurrido, con autoridad y objetividad académicas y los documentos que la abalen, para poder ser enseñada desde las escuelas primarias a las universidades, en la idea de que jamás vuelva a repetirse.  

Hermann Tertsch, eurodiputado de Vox, lanzó una campaña llena de bulos en la Eurocámara para "proteger la Santa Cruz del Valle de los Caídos", un mensaje que sería castigado como delito en Alemania o Italia si se refirieran a Hitler o Mussolini. Ahora, desde Naciones Unidas hasta el Europarlamento, han denunciado esta anomalía, que debe ser corregida y han pedido abrumadoramente, que "se investiguen todos los crímenes de lesa humanidad, como los cometidos por Franco, en suelo europeo".

Recordar, por último, que esta irregularidad es única y preocupa a la ONU y a la UE y que conseguir una democracia  plena, basada en el diálogo, merece la pena.

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