Pronto hará un año que el mundo viene soportando una pandemia que ha producido millones de muertos y arruinado las economías. Parece que la investigación ha logrado distintos tipos de vacuna que pueden ser la solución, aunque no de manera tan rápida como quisiéramos. Por otra parte, hemos ido aprendiendo que sin la solución a la pandemia no es posible solucionar la economía. Ese parece el único orden para logar la normalidad. Ese es el del título, pues primero debemos buscar, entre todos, las soluciones al problema de la Pandemia, después solucionar, también entre todos, la economía, para que nadie quede atrás. Por último, buscar culpables, si los hubiera, siempre utilizando las leyes en vigor.
Así lo ha entendido la UE, haciendo historia con soluciones solidarias para salir todos juntos de ambos problemas, mostrando la necesaria solidaridad y haciendo una auténtica política de "todos a la vez”.
En España, la oposición de derechas ha optado por seguir el camino inverso y se ha estancado y sigue exclusivamente buscando culpables y hasta ahora solo hay uno, precisamente el Presidente del Gobierno, al que en muchos momentos le han declarado públicamente culpable, sin juicio y sin denuncia ante los tribunales. utilizando la pandemia como instrumento político a su servicio. Eso sí, no han dado ninguna solución, incluso para orientar a sus importantes gobiernos autonómicos. Algunos, como el de Madrid, van a su aire en todos los aspectos y los utilizan como ariete contra el gobierno. Podemos decir que la bronca, la mediocridad, la irresponsabilidad, el populismo y la falta de sentido del humor caracterizan su debate en el Congreso.
Quizás, por hacer 25 años de duración del gobierno del PP en Madrid, convenga hacer un repaso a las presidencias de la autonomía de Madrid: fue Alberto Ruiz Gallardón, luego ministro de Justicia, el que puso los mimbres a base de liberalismo, rebajas fiscales y grandes obras con dudosas adjudicaciones. Le sucedió Esperanza Aguirre, quién ganó su primer mandato gracias al soborno de dos diputados (el tamayazo) y tuvo dos mandatos más, con algunas sombras de casos de corrupción. La corrupción vinó a más en 2012 con la presidencia de Ignacio González, que acabaría en la cárcel por el caso Lezo. Le sucedió Cristina Cifuentes en 2015, que tuvo que dimitir en 2018 por irregularidades en su expediente académico (el fiscal pide 3 años de cárcel). La sustituyó Ángel Garrido, quien, poco después abandonaría el partido, y le sucedió Pedro Roldan, que se mantuvo en la presidencia hasta la llegada de Isabel Díaz Ayuso, nombrada por Casado, que fue acusada de corrupción en el pleno de posesión, sin que se haya aclarado. Lleva un mandato indefinible, cargado de irregularidades...
En el panorama nacional, el pasado jueves conocimos la noticia de que el extesorero del PP, Bárcenas, afirmó que el PP se financió irregularmente desde 1982 hasta 2009. En el escrito, explica que "de todas estas actuaciones era perfecto conocedor don Mariano Rajoy". Para más señas, el extesorero recoge que, en 2009, “tuvimos una reunión en su despacho, en el que le mostré los papeles de esta contabilidad B”. El expresidente del Gobierno le reprendió y no se podía explicar cómo seguía conservando toda esa documentación comprometedora. Tras ello, Rajoy terminó destruyéndola personalmente en la máquina destructora de papeles. Lo hizo sin saber que Bárcenas guardaba una copia de toda esta documentación. Parece evidente que el asunto es serio y que afectará directa o indirectamente a Casado, mucho más teniendo en cuenta que su maestro Aznar también está incluido en la corrupción. Una situación que puede explicar su oposición a la renovación del CGPJ, pese a incumplir con ello el mandato constitucional.
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