domingo, 29 de junio de 2014

NADA MÁS QUE MARKETING

      La obsesión del gobierno por el “marketing” político le hace estar más preocupado por cómo debe llegar el mensaje que por la repercusión social de su hacer. Esta distorsión le ha hecho desconocer la realidad y valorar sólo el uso de las palabras. Una estrategia que siguen todos con devoción, independientemente de la verdad, a la que pueden considerar perversa si contradice sus intereses. Esta actitud llega a ser tan disparatada que muchos pensamos que nos toman por tontos: en las elecciones generales sacaron el programa que interesaba y nos vendieron la eliminación del paro (3.000.000 de empleos) y colocaron líneas rojas que no cruzarían: el abaratamiento del despido, la sanidad, la educación y la dependencia. La realidad es tan distinta que deberían pedir perdón. En lugar de eso dicen que todo va mejor, que cumplirán el programa, que el rescate bancario no costará nada al contribuyente y que son los defensores de las clases medias. Cospedal, en éxtasis, llegó a decir que el “PP” era el partido de los trabajadores. Los españoles sólo tenemos que mirar nuestro entorno para ver el engaño.
      En las elecciones al europarlamento intentaron evitar hablar de “la corrupción”  y lo consiguieron, pese a que las noticias sobre el caso Gürtel/Bárcenas, en los diversos autos del juez Ruz, daban por cierto el empleo generalizado de cobros en “B” y la relación de donantes con adjudicaciones de servicios y obras. Cañete, al que presentaron como impoluto, resultó con problemas en sus empresas, además de mostrar un machismo que hace difícil presentarlo al Consejo en sustitución de Almunia. Ahora que se desmorona la “solvencia” del Tribunal de Cuentas, es un buen momento para recordar que sus informes han sido el único respaldo para demostrar la honestidad de sus cuentas. Todo apunta a que España perderá, aún más, la influencia en Bruselas. 
      El miércoles algo se movió pues, aunque parten de situaciones distintas que podrán tener variados desenlaces, se produjo: la imputación de doña Cristina, hermana del rey (gracias al juez Castro); dimitió de su cargo de vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones, Magdalena Álvarez, por su implicación en los ERE (curiosamente a propuesta del “PP” con extraño trasfondo) y Willy Meyer dimitió de europarlamentario en un gesto de ética política, al conocer que tenía un fondo de pensiones legal, pero amoral y opaco gestionado en Luxemburgo por medio de una SICAV. En ese ambiente, esperemos que la corrupción del “PP” empiece a tener imputados, pues el sentido común dice que, con lo que conocemos, existe relación entre adjudicaciones, donaciones y sueldos en “B”. De ser así, podríamos creer, gracias a Ruz, que todos somos iguales ante la ley. Aunque todo apunta a que quieren que Bárcenas sea el chivo expiatorio. Si miramos a Valencia, la corrupción parece un cuento de ladrones contado por un marciano, pues nadie en el “PP” toma decisiones para evitar esa desvergüenza.
      El “PP”, después de las europeas, mira ya al final de la legislatura e inicia su “marketing” electoral. La salida la marca la nueva fiscalidad, de la que han opinado Rajoy, Montoro y Cospedal que es oportuna, social y dirigida a las clases medias. La realidad es que un trabajador medio tendrá menos sueldo con más  horas que en 2011, a la vez que perjudica a despedidos, alquileres y dividendos. Siguen sin tocar la evasión fiscal que supone 70.000 millones de euros (según el Círculo de Empresarios), ni se persiguen los 12.000.000 de horas en que se estiman las realizadas y no pagadas que supondrían miles de puestos de trabajo. Mientras, la banca tendrá un impacto favorable de 6.400 millones de euros. Al mismo tiempo que Bruselas niega la oportunidad de la medida. Después, gobierne quien gobierne, serán necesarios nuevos recortes. 
      Rubalcaba abandona la política y le deseo lo mejor para su nuevo tiempo. Siempre ha sido un hombre honrado, cercano y un excelente ministro del Interior.

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