domingo, 31 de mayo de 2015

PAISAJE DESPUÉS DE LA TORMENTA

   Acertar ahora el final de los pactos es una tarea imposible, pero pueden darse, casi como seguros, tres importantes cambios que, con mucha probabilidad, alterarán el paisaje político actual y resaltaran las “singulares cualidades” de las afectadas para evitar que se repitan: Cospedal ha sido víctima de su ley electoral, de su soberbia y crueldad, de su autismo social y por dedicarse al cargo en el “PP” más que a su responsabilidad en Castilla-La Mancha. Ahora puede ser el eje de los cambios que prepara Rajoy; Aguirre se ha quemado por su tolerancia con la corrupción, su incontinencia verbal y su desmesurada soberbia, y Rita Barberá por la corrupción, el derroche, el populismo y creer que Valencia era suya. Aún hay demasiadas incógnitas.  
   El paisaje social después de la tormenta política es peor en cada dato, pues está aumentando la pobreza y el riesgo de alcanzarla, continúa la pérdida de los derechos laborales y el paro, la corrupción va a más a la vez que aumenta su impunidad, suben los desahucios y también la oscuridad y la mentira de un gobierno que ha arruinado, sin reconocerlo, el Estado de Bienestar. Aspectos que los que negocien deberán tener en cuenta. También que los retrasos, la demagogia, las estrategias simplemente para alcanzar el poder y las ambigüedades no sirven para suavizar el brutal paisaje, y que las demoras pueden aumentar las dificultades. Es necesaria la estabilidad de los acuerdos y la realización de auditorías para saber lo que se recibe, pues están eliminando pruebas. 
   Por otro lado, Rajoy, el artífice de esos males, después de la victoria pírrica que le ha costado la pérdida de 2,4 millones de votos y 513 mayorías absolutas, en un acto que produce vergüenza ajena alardeó de su victoria y se autoproclamó “el mejor candidato” ante el estruendoso silencio de los suyos, a la vez que anunciaba la inmovilidad en el gobierno y el partido. Veinticuatro horas después de la respuesta de sus barones decidió hacer algunos cambios cuándo y cómo él quiera. La falta de reflejos, la prepotencia y el aislamiento se agravan por las rigideces en las normas de su partido, la ausencia ética y de sentido de la responsabilidad política. Ya se pide desde dentro, cada vez con más voces, su dimisión. A todo eso se unen las declaraciones de Aguirre que más bien parecen fruto de un “stress postraumático”. La debacle sin límites en el “PP” no ha hecho más que empezar. Es posible que, después de tan largo y forzado silencio y los obligados reproches, escuchemos asombrosas declaraciones.  
   La elección de candidato en el PSOE, si hubiera varios, debería hacerse inmediatamente después de constituidas las instituciones, así como los candidatos para las listas de Diputados y Senadores que es presumible sean abiertas y limpias, y eviten la influencia de las ejecutivas y las afiliaciones masivas de última hora. Al PSOE le va a tocar un importantísimo papel en el cambio que deseamos para España, pues con el nuevo hacer del partido ha quedado claro en este tiempo que “no todos somos iguales”.
   Los partidos emergentes, como Podemos y Ciudadanos, empiezan a definirse: Podemos ha afirmado que no dará el poder en las autonomías al “PP”, pero que exigirá contrapartidas, lo que indica que llegará a acuerdos para evitar el automatismo de la ley, cuando el más votado sea del “PP”. Ciudadanos sigue con las generalidades e insiste en ser al abanderado contra la corrupción, lo que le obliga a tener en cuenta que el “PP” en conjunto está imputado por la Audiencia Nacional. Veremos quiénes son cuando decidan sobre el nombramiento del presidente del gobierno de la autonomía madrileña.
   Para perder el miedo que intentan meternos, la Agencia Moody’s, nada sospechosa de izquierdista, afirma que España va a crecer gobierne quien gobierne, pues es el ciclo que corresponde después de su crisis. Un argumento menos para Rajoy.

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