Han pasado ya los cuatro años de gobierno del "PP" con el líder peor calificado de la democracia, al que han acompañado la corrupción, un enorme desprestigio de las instituciones democráticas, pérdida de derechos, recortes que han dañado el Estado de Bienestar; que ha conseguido crear una enorme brecha social y ha aplicado una estrategia fiscal equivocada. Nunca tuvimos menos representantes de España en los órganos de decisión europeos. Aún suenan las voces de la puerta del Sol gritando el "no nos representan". Pues bien, pese a todo y a que los nuevos partidos predicaron una idea de cambio que supusiera ruptura del bipartidismo, los elegidos el 20D no han sido capaces de dialogar, ni siquiera superar el "y tú más". La opinión pública percibe que estos nuevos dirigentes tampoco nos representan, que son inferiores a los de la Transición y que sus ideas son simples clichés del pasado. Además no hay garantías de que el próximo Congreso acabe con la incertidumbre, pues los dirigentes van a ser los mismos. Pero durante esos seis meses pasados de gobierno provisional, de inútiles debates y gestos teatrales para niños, han ocurrido y siguen ocurriendo cosas en España, en Europa y en el mundo, sin poder pararlas. Veamos:
En España seguirá aumentando la brecha social; la tasa de paro lleva 5,5 años superando el 20%, llegará a los 6; pasarán los plazos que servirán para dejar impunes muchos casos de corrupción; los trabajadores van a seguir siendo maltratados; será difícil manifestarse; Bruselas continuará expedientando a España por los desahucios y las clausulas suelo; seguirá el aumento de la violencia de género; muchos jóvenes se irán fuera contra su voluntad; la deuda seguirá creciendo y el déficit aumentando. Sin que sepamos hasta cuándo las leyes para democratizar los partidos, la ley electoral, facilitar el voto de los emigrantes, la nueva Ley de educación... seguirán en espera. Y decisiones, entre otras muchas, como el futuro de Garoña serán tomadas por Rajoy.
En esta semana nos ha visitado el presidente de EE. UU.. En la reunión de dirigentes no se ha invitado al presidente del gobierno provisional español. Obama ha venido con intención de acelerar la aprobación del TTIP que puede cambiar de manera radical nuestras vidas e hipotecar el futuro sin que tengamos posibilidad de cambiar las decisiones que se tomen. Sabemos que Rajoy apoya a Mérkel y ella está a favor de que siga el proceso de aprobación e intentan que los acuerdos no tengan que ser ratificados por cada estado. A cambio Obama dijo que estaba en el lado correcto de la historia en la solución dada al problema de los refugiados. Ahora sabemos que Alemania consolida su situación militar en Turquía. Pero el presidente Obama también quiere que Europa gaste más en defensa. A la vez se atrasa la unión bancaria, la supresión de los Paraísos Fiscales y aumenta el poder de la extrema derecha... En todo ello no tendremos voz.
En el mundo, asuntos en los que tendríamos que tener más presencia como la apertura de Cuba, la repercusión en nuestras empresas de la desaceleración de los países emergentes... Quizás demasiadas cosas para no llamar irresponsable a Rajoy que nunca pensó en el diálogo ni antes, cuando gobernaba en mayoría, ni después con su gobierno en funciones. Desgraciadamente, Podemos, con otra estrategia, que dice pedir un gobierno de izquierda exclusiva, ha propiciado su segunda oportunidad y la de Rajoy.
Estamos en otro tiempo. Durante esta campaña deben hablar de programas y expresar las condiciones de acercamiento y sus líneas rojas. Los insultos o el análisis de culpables no son solución. Debemos creer que todos han aprendido algo en estos meses, como que Rajoy no debe seguir por su pasado. Esperemos que si analizan lo ocurrido asuman un serio sentido de Estado, que supla la falta de experiencia y el narcisismo.
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