domingo, 31 de julio de 2016

INTENTANDO ENTENDER

Las segundas consultas de los partidos con el rey vuelven a dejar constancia de la soledad de Rajoy ante la investidura y su falta de claridad. Él, que tanto presume de constitucionalista, ha violado el sentido de la Constitución en un momento muy delicado. La vicepresidenta lo ha rematado al decir que hay que anteponer el interés político sobre el jurídico. Ahora los portavoces afirman que decir "no" a Rajoy es decir "no" al rey. Por último, la presidenta del Congreso aplaza la fecha de la investidura, paralizando el calendario constitucional. El exceso de orgullo les ha dejado sin Norte. 
Los partidos son conscientes de que el acercamiento a Rajoy puede perjudicar seriamente su salud política en el futuro. El pasado político de Rajoy, cargado de actuaciones sociales, legislativas y políticas negativas y de una enorme corrupción no genera confianza. Nadie le cree capaz de llevar adelante la necesaria regeneración que España necesita pues, en muchos casos, el presidente no parece ajeno a la corrupción. 
El relato de Rajoy es conocido: he ganado las elecciones, soy el primero de la lista, tengo ganas de ser presidente, debo ser presidente. Cuenta con 137 votos, quizá uno más si paga el precio que pide el diputado canario. Pero ni uno más. Y tiene mayoría en las mesas del Congreso y del Senado, lo que le permite controlar los tiempos políticos. Por todas estas razones le corresponde ser el máximo responsable del actual proceso. Sin olvidar que más de 2/3 de los ciudadanos no le han dado su confianza y que depende de la mayoría parlamentaria para ser investido. Su inmovilismo y los actuales mensajes: los jubilados recibirán una subida del 0,25% y los funcionarios del 1%, pero no será posible si no hay gobierno; he conseguido el perdón de la sanción con la UE y soy el único que puede sacar adelante este país, a la vez que traslada toda la presión a Sánchez, indicando que se está cubriendo ante unas terceras elecciones. Olvida que el compromiso es sólo suyo y a él corresponde la iniciativa y sus propuestas.
Rivera, después de algunas vacilaciones, ha ofrecido dos soluciones: un "sí" a un gobierno sin Rajoy, con 169 escaños (el ""PP" ya ha contestado que Rajoy es innegociable); otra, un gobierno en minoría con la abstención de los partidos de la oposición, reiterando la imposibilidad de dar el "sí" en este caso.
Unidos-Podemos, últimamente autoexcluido del eje de la gobernabilidad, pues los dirigentes se impusieron un tiempo de reflexión para afrontar el futuro. De nuevo Errejón, con una lucidez pocas veces escuchada, ha trazado una sencilla pero certera hoja de ruta tras el inesperado batacazo electoral del 26 de junio: uno, necesidad de madurar como partido; dos, abandonar el velocismo y prepararse para pruebas de fondo y tres, menos épica y más soluciones. Por su parte Iglesias, a la salida del rey, ha repetido su mensaje de siempre, sin soluciones.
Sánchez ha dejado claro su "no", alegando que no puede apoyar aquello que quiere cambiar. Rajoy debe afrontar la investidura, pues es su obligación constitucional, aunque no la va a votar. Ofreciendo una oposición leal y rigurosa, manteniendo los compromisos con Europa y otros asuntos de estado como el terrorismo o la unidad de España..., esforzándose en acuerdos en las leyes que deberán necesariamente cambiarse.
Interesante, aunque no nueva, es la propuesta suscrita por 450 personas. Entre ellas Gaspar Llamazares, Juan Baldoví, Antonio Gutiérrez, Manuel de la Rocha, Juan Torres, Antonio López, Juanjo Millás, García Montero, Javier Reverte..., respaldando un gobierno de PSOE, Podemos y Ciudadanos. Única solución posible para evitar nuevas elecciones. ¡Ojalá Iglesias abandone la épica y se incline por las soluciones! El valor de esta propuesta es que está en sintonía con lo que quieren la mayoría de españoles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario