domingo, 30 de junio de 2019

LA POLÍTICA Y SU SINGULAR MOMENTO PROCESAL

     La realidad política surgida después de los cuatro procesos electorales, ha estado cuajada de frases definitivas, posturas inamovibles y acusaciones inexistentes. Un conjunto de actitudes que dañan nuestra democracia y no se ajustan al mandato de entendimiento que votó nuestro pueblo. Casado y Rivera pedían al PSOE en 2016 que si no ofrecía soluciones al menos fuese responsable y les dejase gobernar. Los líderes del PP y Ciudadanos justifican ahora posturas exactamente contrarias a las que defendían hace dos años y medio. Es difícil entender el fin del bipartidismo, sin la aparición de posturas dialogantes. Da la impresión de que el viejo bipartidismo ha sido sustituido por el bifrentismo, con los mismos resultados, siguen sin entender que la aparición de más partidos hace imprescindible el dialogo para avanzar. La situación a la que se ha llegado plantea más incertidumbres que antaño. Parece que la opinión de Vals, de que en política hay veces que hay que elegir lo menos malo no es entendible, y sigue faltando sentido de Estado para dar preferencia a los intereses de España sobre los intereses de partido. Se ha avanzado poco o nada sobre el tiempo anterior.
En este momento del proceso, todo parece ir a peor. Hay demasiados líderes que sólo tienen como forma de vida la política y se juegan más en el envite. Además, con absoluta naturalidad, llevan en las negociaciones pactos secretos que no conocemos y que salen a la luz cuando interesa a una de las partes, lo que supone romper la transparencia que el momento exige. Borrell renunció a su escaño en el Europarlamento y dijo que la investidura va para largo. Además las poco oportunas declaraciones de Zapatero sobre estudiar una amnistía para  los acusados del "procés"... 
Con todo ello, salta ahora la crisis de Cs. Una crisis que no han analizado adecuadamente, si nos basamos en lo que han explicado en público y que agrava la posibilidad de diálogo, máxime cuando Rivera no ha querido asistir a la reunión con Sánchez. Su definición como partido liberal que le creaba un amplio espectro político ha sido abandonado con posiciones impropias de esa definición: han pasado del pacto con el PSOE al cordón sanitario, que supuso el alejamiento de muchos que no entendían así su línea liberal; tampoco se entendía sus idas y venidas con Vox, absolutamente contradictorias que le alejaron, además, de sus socios franceses; como también su competencia directa con el "PP", seguida de su acercamiento total, dándole poder; como pasar a Inés Arrimadas a Madrid, y en otro tenor la falta de ética con sus pucherazos en primarias .... Eso y mucho más han desnortado a Rivera. Las encuestas actuales hablan de su casi desaparición si se repitieran las elecciones generales.
Casado, que asumió la presidencia de un partido con infraestructuras, unidad interna pese a las distintas formas de pensar e implantación en todo el territorio nacional y, eso sí, con una enorme corrupción, ha ido rompiendo las virtudes, especialmente destacable su unidad interna, con la aparición de Vox al que ha dado un trato que le hará subir a costa de sus votantes. Con la perspectiva actual, no fue un acierto su elección. 
La reunión entre Iglesias y Sánchez de este martes en la Moncloa fue mal. No han trascendido todos los detalles del encuentro, pero sí una clave importante: que Sánchez se presentará a la investidura este mes de julio, con apoyos o sin ellos, pese a la afirmación de Iglesias de que habrá que esperar hasta septiembre. Iglesias quiere ser el vigilante supremo del gobierno con las atribuciones máximas, como en 2016, aún no se ha dado cuenta que ya es "Casta". Sigue pensando en el sillón y menos en el programa. El informe Foessa-Cáritas sobre desigualdad dice que la formación de gobierno es urgente. Todo esto hasta hoy, mañana todo puede ser totalmente distinto.

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